Transformar vidas entre rejas
En centros penitenciarios de la ciudad de México, personas voluntarias de Cruz Roja no sólo salvan vidas, sino que dejan un efecto dominó de compasión hacia los demás.
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Fotografía: Cruz Roja de las Islas Marshall
COMO MUCHAS NACIONES insulares del Pacífico, la República de las Islas Marshall ha emprendido una carrera contra el tiempo. El aumento del nivel del mar y la sucesión de sequías y tormentas tropicales que afecta a la población, amenazan la existencia del país, realidad que muchos otros países no conocen.
Queda claro el sentido de urgencia que hay detrás de los esfuerzos del país por finalizar el proceso de reconocimiento como Sociedad Nacional por parte del CICR y su admisión en la Federación Internacional. “Pronto nos encontraremos ante problemas terribles y no hay tiempo que perder”, señala el secretario general Jack Niedenthal.
Aunque la Cruz Roja de las Islas Marshall actúa desde hace varios años y recibe financiación, oportunidades de formación y apoyo técnico de la Federación Internacional, el reconocimiento oficial por el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja le permitiría ampliar el alcance de su labor, especialmente en casos de desastre, y expresarse más sobre temas esenciales en los foros internacionales, observa Niedenthal.
“Para mí, el reconocimiento es un componente primordial de lo que estamos tratando de lograr como país, no solo como Cruz Roja”, asegura.
A los problemas del país se le suma el legado de las pruebas nucleares que realizó Estados Unidos en los años cuarenta y cincuenta en el atolón Bikini. Los habitantes fueron desplazados y todavía no pueden volver por el tan elevado nivel de radiación que hay en el suelo.
Las remotas islas Marshall se componen de 29 atolones y 1.156 islas y tienen una población de poco más de 50.000 habitantes, la mayoría de los cuales vive en Majuro, la capital. Pero muchos todavía viven en las lejanas islas exteriores, lo que plantea problemas logísticos tanto para el gobierno como para la Cruz Roja. Esta situación ha sido particularmente preocupante durante las diversas sequías que han afectado al país. Actualmente, las Islas Marshall se encuentran en estado de emergencia debido a la sequía que dura desde noviembre de 2016.
Niedenthal señala que la Cruz Roja también quisiera ayudar al gobierno a hacer frente a los numerosos problemas de salud de la nación, como la diabetes, la hepatitis A, las paperas y la gota, así como enfermedades transmitidas por mosquitos como el dengue, el chikungunya y el virus Zika. El país también afronta muchos problemas sociales difíciles, como el elevado índice de desempleo, el suicidio juvenil, el embarazo entre las adolecentes, la violencia doméstica y el abuso infantil.
“Tenemos un índice de desempleo del 40%”, asegura Niedenthal, y agrega que la creación de un cuerpo de más de 300 voluntarios es uno de los objetivos prioritarios en su lista. “Muchos jóvenes quieren hacer algo por su país pero no tienen dónde encauzar sus inquietudes”.
Él y Alexandre Pinano, el recién elegido presidente de la Sociedad Nacional, también tienen previsto instaurar un sistema no remunerado de donación de sangre y ampliar el número de personas capacitadas en primeros auxilios.
“Hemos formado a más de 100 voluntarios en primeros auxilios y RCP [reanimación cardiopulmonar], entre ellos algunos en dos de las islas exteriores”, comenta Pinano. “Mi objetivo es asegurar que cada isla exterior tenga un equipo de intervención de la Cruz Roja debidamente capacitado”.
Pinano, médico de familia que vive en la isla de Majuro, constituyó en 2011 un comité de personas voluntarias procedentes de los sectores privado y gubernamental, compuesto, entre otros, por abogados, que se ocupó de la elaboración de los estatutos y los demás textos jurídicos. Dos años más tarde, después de muchos borradores, la Comisión Mixta para los Estatutos de las Sociedades Nacionales aprobó los documentos y, el 26 de noviembre de 2013, se aprobó la Ley de la Cruz Roja de las Islas Marshall.
En junio de 2017, la Sociedad Nacional celebró su asamblea general inaugural, en la que eligió su primera junta de gobierno, ratificó los Estatutos y los reglamentos y acogió a varios nuevos miembros, entre ellos Hilda Heine, presidenta del país, y Amentha Matthew, ministra de asuntos internos.
“Todavía tenemos que cumplir las diez condiciones para el reconocimiento y aprobar una misión de evaluación conjunta”, dice Pinano. “Y lo que es más importante aún, tenemos que ser sostenibles y desarrollar una base de voluntarios en las islas exteriores para que podamos intervenir y trabajar juntos con nuestros asociados.
“Los últimos meses han sido realmente emocionantes”, dice. “Este lugar significa mucho para mí, es donde voy a morir y ser enterrado. Quiero dejar un legado para mis hijos y mis nietos “.
En Trojes, uno de los puntos principales de la ruta migratoria en Honduras, voluntarios de la Cruz Roja Hondureña ofrecen un espacio seguro en donde brindan servicios esenciales.