Transformar vidas entre rejas
En centros penitenciarios de la ciudad de México, personas voluntarias de Cruz Roja no sólo salvan vidas, sino que dejan un efecto dominó de compasión hacia los demás.
La guerra en Yemen no ha debilitado la pasión del maestro AbdullahYahya por educar a la próxima generación
«Lo primero que me motivó para ser maestro es la idea de transmitir un mensaje», dice Abdullah Yahya, maestro y director de la escuela de Al Wahda en Saada (Yemen). Ese mensaje es sobre la importancia de aprender, sin importar las circunstancias. Hoy, tras siete años de conflicto en Yemen, la importancia de la instrucción es más decisiva que nunca.
En 2021, UNICEF estimó que el número de niños sin escolarizar se ha duplicado desde que estalló el conflicto en 2015 y llega a casi 2 millones de niños y niñas que no tienen la oportunidad de recibir instrucción. Pero eso no ha detenido a muchos maestros como Abdullah Yahya. «Cumplimos con nuestro deber hacia estos niños educándolos, enseñándoles y criándolos adecuadamente a pesar de nuestra situación actual, y la de nuestro país».
Como director de la escuela de Al Wahda, Abdullah Yahya se encarga de garantizar que, en la medida de lo posible, los alumnos reciban una educación de calidad. También enseña árabe a los alumnos de primaria.
Hay pocos maestros en Yemen. Muchos lo han perdido todo, han tenido que huir de los combates o han tenido que buscar otro trabajo. Se calcula que más de 170.000 maestros llevan más de cuatro años sin recibir un salario.
Escuchando atentamente, un grupo de niños se reúne alrededor de su maestro en uno de los espacios abiertos de la escuela.
Para Abdullah, la voluntad de los niños de asistir a la escuela y seguir aprendiendo es muy estimulante. «Tienen la motivación de aprender a pesar de las circunstancias y las dificultades para asistir a la escuela, y de la escasez de libros escolares», explica.
El conflicto hace que los maestros tengan a menudo muchas obligaciones. En una de las salas de clase el maestro Abdullah Yahya organiza los sacos de alimentos que se entregan mensualmente a unas 620 familias.
Durante las vacaciones de verano, algunas aulas de la escuela de Al Wahda se utilizan para distribuir asistencia humanitaria.
«Además de mi trabajo como maestro, también colaboro con otras personas en la distribución de alimentos», dice Abdullah. «La mayoría de las familias sufren de una situación económica muy mala, y es lo que nos hace unirnos a este esfuerzo humanitario».
La Media Luna Roja de Yemen distribuye material para la construcción de alojamientos temporales y alimentos a muchos residentes de Saada. Además de su trabajo como maestro, Abdullah trabaja como voluntario para la Media Luna Roja distribuyendo alimentos y material para la construcción de alojamientos temporales a los más necesitados de esta comunidad.
Tras la pandemia de covid-19, Rupali tuvo que buscar otras fuentes de ingresos para mantener a su familia y, gracias a una pequeña ayuda en efectivo, logró crear un floreciente negocio familiar.