Transformar vidas entre rejas
En centros penitenciarios de la ciudad de México, personas voluntarias de Cruz Roja no sólo salvan vidas, sino que dejan un efecto dominó de compasión hacia los demás.
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Ante el continuo bloqueo de varias ciudades sirias, que crea condiciones catastróficas para sus habitantes, el Movimiento pidió a todas las partes en el conflicto sirio que pusieran fin a los asedios en todo el país. En enero, mientras los convoyes organizados por el CICR, Naciones Unidas y la Media Luna Roja Árabe Siria seguían distribuyendo alimentos, medicamentos y mantas en las ciudades sitiadas de Madaya, Kefraya y Foua, la jefa de la delegación del CICR en Siria, Marianne Gasser, visitó un centro de salud improvisado y escribió al respecto para el periódico The Guardian: “Me encontré con cuerpos postrados tirados en el suelo sobre mantas azules : personas mayores, debilitadas por el hambre y la enfermedad. Había varios niños demacrados. El médico, vestido con una bata blanca ensangrentada, me mostró la única cama donde había dos ocupantes. Uno de ellos era una mujer joven a punto de dar a luz, y que desde hacía cuatro días no paraba de desmayarse. El segundo era una niña de 8 años, incapaz de hablar y moverse porque su estado era demasiado débil. Hubo un silencio y el médico, que estaba a mi lado, se puso a llorar.”
Juan llegó a Colombia con su hijo Santiago a fines de octubre. Después de salir de la ciudad fronteriza de Cúcuta, ambos caminaron kilómetros y kilómetros hasta Pamplona, atravesaron pasos de montañas y valles antes de que alguien los recogiera y pudieran cruzar en coche por el gélido Páramo de Berlín: la etapa más dura del viaje hasta Bucaramanga.