Transformar vidas entre rejas
En centros penitenciarios de la ciudad de México, personas voluntarias de Cruz Roja no sólo salvan vidas, sino que dejan un efecto dominó de compasión hacia los demás.
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Otro día más haciendo lo imposible en el hospital Republicano de Saada
Caminando por los pasillos aparentemente interminables del hospital Republicano de la gobernación de Saada, el Dr. Abdulaziz, médico jefe, hace sus rondas diarias, examinando a decenas de pacientes y pasando por la sala de urgencias para verificar que todo esté en orden.
No es un establecimiento grande, pero sí esencial. Ubicado al norte de la ciudad de Saada, es uno de los pocos hospitales de “derivación» de la zona que puede recibir casos más complejos. Pero debido al conflicto, este hospital, al igual que muchos otros centros de salud de la zona, se enfrenta a dificultades abrumadoras. Hay frecuentes cortes de electricidad, una falta crónica de suministros y constantes problemas de seguridad. Entretanto, muchos profesionales de la salud trabajan sin cobrar porque no hay dinero para los salarios.
«Nuestra labor es puramente humanitaria, por lo tanto no podemos dejar de trabajar ni decir ‘No podemos’. La vida de los pacientes y la de muchas personas depende de este hospital y, si paráramos, podrían morir por falta de atención».
Frente a una casa destruida en la ciudad de Saada, el Dr. Abdulaziz reflexiona sobre los efectos que han tenido siete años de conflicto en su comunidad, el hospital y el personal de salud. Durante los primeros días del conflicto, recuerda, el flujo de pacientes heridos en busca de socorro era continuo. El personal sanitario sigue estando sometido a una enorme presión para prestar ayuda y atención inmediata, además de ocuparse de todos los tratamientos para los pacientes internos.
«Una de las mayores exigencias a las que se ve sometido este hospital es la cantidad de casos que recibe no solo de Saada, sino también de las regiones y gobernaciones vecinas, ya que es uno de los pocos hospitales que ofrece atención en régimen de internado y de noche».
Dr. Abdulaziz
Afuera de la sala de urgencias, el Dr. Abdulaziz responde a las preguntas y escucha las preocupaciones de los pacientes que acuden en busca de atención urgente.
La unidad de urgencia recibe decenas de casos por día, muchos de ellos traídos por los equipos de ambulancia de la Media Luna Roja de Yemen.
Mientras algunos pacientes sufren lesiones directamente relacionadas con el conflicto, muchos llegan por efectos sanitarios indirectos, como la malnutrición y las enfermedades causadas por el mal funcionamiento de los sistemas de agua y saneamiento. «Lo más satisfactorio para mí es cuando conseguimos salvar la vida de un paciente que estaba a punto de morir o cuando logramos que una persona se mejore de un dolor o de una enfermedad. Estas son las cosas que nos hacen sentirnos satisfechos con nuestro trabajo».
El Dr. Abdulaziz examina a Seham Saleem, de 17 años, uno de los muchos pacientes con insuficiencia renal que reciben tratamiento de diálisis en el hospital Republicano.
Los pacientes con insuficiencia renal de Saada acuden al hospital Republicano dos o tres veces por semana para recibir tratamiento. El conflicto hace que enfermedades crónicas tratables, como la insuficiencia renal, se conviertan en afecciones mortales. Los frecuentes cortes de electricidad interrumpen la diálisis y, en todo Yemen, muchos hospitales trabajan con máquinas viejas, sufren cortes de luz y carecen de personal. Según el CICR, desde que estalló el conflicto en 2015, han muerto en Yemen hasta el 25% de los pacientes de diálisis por año .
Kidney failure patients in Saada come to the Republican Hospital two to three times a week to receive treatment. The conflict means that treatable, chronic diseases such as kidney failure can become fatal. Frequent power cuts interrupt dialysis while across Yemen, many hospitals are working with worn-down machines, power cuts and insufficient staff. According to the ICRC, as much as 25 per cent of dialysis patients in Yemen have died every year since conflict began in 2015.
El departamento de malnutrición del hospital Republicano recibe casi todos los días entre 35 y 40 niños. Los casos se dividen en malnutrición aguda y malnutrición crónica. Estos pacientes reciben tratamiento y una alimentación adecuada hasta que su estado mejore.
En 2021, las Naciones Unidas señalaron que 2,3 millones de niños menores de cinco años sufrirán malnutrición aguda y otros 400.000 sufrirán malnutrición grave.
Yemen se enfrenta a la mayor emergencia de seguridad alimentaria del mundo, lo que implica que casi 20 millones de personas necesitarán asistencia humanitaria.
Ante tantas carencias y dificultades, el Dr. Abdulaziz se siente muy orgulloso de que el hospital Republicano haya logrado superarlas. Orgullo que comparten otras personas, como el personal y los voluntarios de la Media Luna Roja de Yemen, que se han sumado al esfuerzo ayudando a realizar una serie de actividades dentro del hospital. Algunos de ellos trabajan en el centro de prótesis del CICR, que ofrece terapia de rehabilitación física a personas que han perdido brazos y piernas.
«Quien conoció este hospital hace unos años no creería en lo que se ha convertido hoy», asegura el Dr. Abdulaziz, que considera que la ampliación del hospital les ha permitido ayudar a más personas diariamente. «Hace algunos años, no había ni un solo caso de hospitalización nocturna… Solo había pequeños centros que prestaban buenos servicios. Pero hoy, se ofrecen muchos servicios y se atiende a cientos de casos diarios».
Las inundaciones en Rangpur (Bangladesh) son un riesgo permanente en la vida de las comunidades que viven de la pesca a pequeña escala. Tras la destrucción causada por la temporada de monzones de 2019, los habitantes de esta zona empezaron de cero y siguen esforzándose por reconstruir sus medios de subsistencia.