Transformar vidas entre rejas
En centros penitenciarios de la ciudad de México, personas voluntarias de Cruz Roja no sólo salvan vidas, sino que dejan un efecto dominó de compasión hacia los demás.
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Como investigadora, Romy Mikušincová estudia uno de los grandes misterios del espacio. Como voluntaria, aborda algunas de las cuestiones sociales y humanitarias más acuciantes de nuestra época.
Romy Mikušincová se crio una pequeña ciudad del sudoeste de Eslovaquia, donde comenzó su sueño de descubrir el origen de las estrellas y del universo. Afirma que fue su curiosidad la que la llevó a iniciar una carrera profesional en el mundo de las ciencias, más concretamente en el campo de la astrofísica y la física teórica.
Y su sueño se hizo realidad. En la actualidad, Romy estudia física teórica y astrofísica en la Universidad de Roma Tres, donde se dedica a la investigación de los agujeros negros, uno de los grandes misterios de la astrofísica. Los agujeros negros se forman cuando las estrellas que están al final de su tiempo de vida se vuelven tan densas que colapsan y ni siquiera la luz puede escapar de su fuerza de gravedad.
Pero aún queda mucho por aprender.
“El estudio de los agujeros negros no es un proyecto de duración limitada, pues día a día descubrimos información nueva”, afirma. “Ahora estoy trabajando en una simulación de observación de agujeros negros para el Explorador de polarimetría de rayos X Imaging (conocido como IXPE), un satélite que será lanzado hacia fines de 2021”.
El tiempo y el esfuerzo que se les exige a los estudiantes de física teórica es descomunal. Sin embargo, Romy también tiene otras ocupaciones. Al mismo tiempo que su pasión por la ciencia era cada vez mayor en sus años de adolescencia, Romy emprendió el camino del servicio voluntario para la Cruz Roja Eslovaca. “Me interesaba el servicio voluntario principalmente porque quería ayudar a otras personas y, además, quería aprovechar mi tiempo libre”, relata.
En la actualidad, dedica la mayor parte de ese tiempo libre a un nuevo proyecto que aborda las necesidades de los jóvenes y trata temas que suelen eludirse pero que entrañan desafíos humanitarios y sociales de suma trascendencia.
“Los temas principales que abordamos son el discurso de odio, la presión grupal, el ciberacoso y la igualdad de género”, explica Romy y agrega que, a raíz de las restricciones impuestas por la COVID-19, la mayor parte de ese trabajo actualmente se realiza en línea.
El estudio de los agujeros negros parecería estar a años luz de distancia del mundo cotidiano de los jóvenes y del servicio voluntario. Pero Romy opina que existe una clara conexión. Después de todo, el método científico basado en preguntas, investigación y resolución de problemas complejos también puede resultar sumamente útil en la esfera de los seres humanos. “Es una gran ventaja cuando alguien con formación científica decide ingresar en el ámbito del servicio voluntario con la determinación de abordar los problemas y no descansar hasta encontrarles solución”.
“Quisiera pedirles a todas las mujeres y niñas del mundo que forjen vínculos estrechos entre ellas, que dejen de menospreciar a las demás y que se ayuden entre sí, pues creo que esa es la manera de alcanzar los más grandes logros”. Romy Mikušincová Investigadora en el campo de la astrofísica y voluntaria de la Cruz Roja Eslovaca
Su interés simultáneo por las ciencias y por las cuestiones humanitarias no es ninguna novedad para Romy. Según Milan Holota, director de la escuela secundaria a la que asistió Romy, tanto su inclinación por las materias relacionadas con las ciencias como su anhelo de crear un mundo mejor se manifestaron ambos desde un principio.
“Sus clases preferidas eran las de ciencias naturales, pero también de destacaba en las materias extracurriculares”, afirmó el señor Holota, en referencia a las tareas que Romy realizaba después de la escuela para la Cruz Roja Eslovaca, donde pasó a ser uno de sus miembros más activos.
Sin embargo, no estuvo sola en el camino. Romy recuerda que el apoyo de dos mujeres en particular, su madre y su maestra de física de la escuela secundaria, fue decisivo para iniciar su carrera profesional en el campo de la ciencia y la investigación.
Este tipo de apoyo puede ser fundamental para lograr que mujeres y niñas se interesen por las ciencias. Para muchas mujeres, la rama científica representa un camino obstaculizado por actitudes culturales que las alejan de disciplinas en las que suelen predominar los hombres, como las matemáticas y las ciencias.
Según el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU), existe una clara brecha de género en el campo de las ciencias, donde apenas el treinta por ciento (30%) de los investigadores del mundo son mujeres. Ese porcentaje era aun menor en el aula de Romy. Al comienzo de sus estudios universitarios, apenas un cuarto de los estudiantes eran mujeres.
“En mi opinión, ello se debe principalmente a que no se alienta a las mujeres a elegir carreras relacionadas con las ciencias naturales”, afirma. “Quisiera pedirles a todas las mujeres y niñas del mundo que forjen vínculos estrechos entre ellas, que dejen de menospreciar a las demás y que se ayuden entre sí, pues creo que esa es la manera de alcanzar los más grandes logros”.
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