Los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y un grupo armado en la ciudad filipina de Marawi dejaron un gran número de personas desplazadas y con necesidad de ayuda. En la primera semana de violencia, que estalló en el mes de mayo, el CICR y la Cruz Roja de Filipinas distribuyeron raciones de alimentos, se ocuparon de los problemas relacionados con el agua y el saneamiento y proporcionaron artículos de higiene y domésticos para los desplazados. Hasta principios de julio, el CICR había evacuado a más de 700 personas y había entregado grandes cantidades de insumos médicos a los centros de salud rural y los hospitales que no daban abasto debido a la afluencia de personas desplazadas. “Estoy agradecido porque al menos mi familia está completa y estamos a salvo”, señaló Casamudin Riga, comerciante de 51 años. “Esperamos poder regresar pronto a nuestro hogar y empezar de nuevo”.
En centros penitenciarios de la ciudad de México, personas voluntarias de Cruz Roja no sólo salvan vidas, sino que dejan un efecto dominó de compasión hacia los demás.
En Argentina, los puntos móviles de servicios humanitarios no sólo aportan servicios críticos como primeros auxilios, agua, alimentos y ropa de abrigo. Aportan una sensación de seguridad y confianza, que son fundamentales para ayudar a las personas que se desplazan.