Transformar vidas entre rejas
En centros penitenciarios de la ciudad de México, personas voluntarias de Cruz Roja no sólo salvan vidas, sino que dejan un efecto dominó de compasión hacia los demás.
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Cuando pienso en la difícil situación de los migrantes y en la respuesta que ha dado el Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja a su sufrimiento, me vienen a la mente dos fotografías tomadas en Italia este año. En la primera se ve a un niño, que acaba de llegar a la ciudad portuaria italiana de Catania, en los brazos de un voluntario de la Cruz Roja Italiana. En la segunda se ve a ese mismo niño jugando con los voluntarios en un campamento para migrantes de la Cruz Roja Italiana en Roma.
Me imagino el viaje que todavía le queda a este niño antes de llegar a su destino. En el camino ¿lo tomará en brazos otro voluntario de la Cruz Roja Austriaca? ¿Recibirá un plato de comida de la Cruz Roja Alemana o atención médica de otra Sociedad Nacional, según adonde vaya su familia después? Tal vez el Movimiento ya le ha prestado ayuda en el país del que huyeron o en otro lugar mucho antes de llegar a Europa.
A lo largo de las transitadas rutas de migración de Europa y otros continentes la asistencia directa y en primera línea del Movimiento y su generosa respuesta indican claramente que sea cual sea la situación jurídica actual de las personas que huyen del conflicto, la persecución, la pobreza o de un desastre natural merecen ser tratadas con humanidad. Afortunadamente, muchas otras organizaciones también adoptan esta postura. Conmovidos por las imágenes y las noticias, gente de todo el mundo ha tendido una mano a los migrantes .
A principios de este año, otra imagen conmovió al mundo: la foto de un niño sirio llamado Aylan, que se ahogó entre Turquía y Grecia. Esta tragedia sacudió la conciencia de muchos, inspiró más empatía aún hacia las familias migrantes y permitió cambiar la tendencia de la opinión pública e incluso la política de migración en determinados países.
Sin embargo, el debate en el plano internacional se centra con demasiada frecuencia en la protección de las fronteras en lugar de entender las causas, encontrar soluciones a largo plazo y ofrecer una respuesta humana. Las personas que para salvar su vida huyen de las ciudades bombardeadas o de la persecución, el hambre o las consecuencias de los desastres naturales, siempre buscarán caminos hacia la seguridad. Si las vías legales para la migración se restringen cada vez más, aquellos probablemente se vuelvan cada vez más peligrosos.
Presidente de la Cruz Roja Italiana y vicepresidente de la Federación Internacional.
Fotografía: © Giovanni Zambello/Federación Internacional
A principios de este año, el Movimiento puso en marcha la campaña “Proteger la humanidad” (#Protegerlahumanidad) en la que pedimos a todos que se unan a nuestro llamamiento para la protección y el trato digno de las personas en todas las rutas migratorias. Presentaremos este llamamiento a los Estados que asistirán en Ginebra (Suiza), en diciembre, a la XXXII Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, una reunión mundial convocada cada cuatro años para debatir las cuestiones humanitarias esenciales y las propuestas concretas para aliviar el sufrimiento humano.
¿Qué estamos pidiendo a los Estados? A lo largo de las rutas migratorias, los gobiernos deben tomar las medidas necesarias para proteger la seguridad, el bienestar y la dignidad de todos los migrantes, independientemente de su situación jurídica. Los migrantes deben tener pleno acceso a la asistencia humanitaria y los Estados deben estar preparados para buscar y socorrer a las personas que se encuentran en peligro en el mar y trabajar más duro para proteger y asistir a las víctimas de la trata de personas.
Los solicitantes de asilo deben tener acceso a un procedimiento justo y eficaz para presentar las solicitudes, así como a la atención médica y los medios para mantenerse en contacto con sus familias. Los funcionarios públicos, por su parte, deben expresar claramente su rechazo a la violencia, la xenofobia y la discriminación contra los migrantes. Por último, todos los interesados deben colaborar con objeto de hallar soluciones políticas, económicas y sociales para abordar las causas profundas de la migración forzada.
Como red humanitaria mundial, el Movimiento está presente en los países donde los conflictos, la inestabilidad crónica, la pobreza y los desastres naturales obligan a la gente a huir de sus hogares en total desamparo. Lo que vemos en estos lugares nos indica que queda todavía mucho por hacer para prevenir y reducir el sufrimiento y proteger a las personas vulnerables, dondequiera que se encuentren.
También debemos colaborar más eficazmente en los países de origen, tránsito y destino para dar al ser humano el lugar central que le corresponde en nuestra intervención colectiva. Juntos podemos aliviar la angustia y la desesperación que cunden en las rutas migratorias peligrosas e incluso poner fin a la devastadora realidad que se muestra en las fotografías de naufragios y de niños que mueren ahogados. Firme la petición en #Protegelahumanidad o en www. ifrc.org/protecthumanity y únase a nuestro llamamiento en favor de un mundo más seguro y más humano.
Trabajadores humanitarios se enfrentan a la desconfianza de la gente que, después de años de guerra, siente mucho recelo.